Tres cuartas partes de las mujeres cuya pareja padece DE manifiestan que es un "problema".[2] Según el Estudio sobre la experiencia femenina de las actitudes de los hombres ante los acontecimientos de la vida y la sexualidad (FEMALES), cuando los hombres desarrollan DE, la actividad sexual de sus parejas disminuye significativamente.[3]
Una reciente revisión de estudios señala: “El bienestar de la pareja también es de suma importancia. Una relación solo es efectiva cuando quienes la integran muestran auténtica comprensión mutua. Cuando no hay una comunicación clara y la disfunción eréctil no se reconoce, el problema puede persistir y afectar a la pareja”.[4]
Otra dificultad es que los hombres pueden sentir demasiada vergüenza a la hora de buscar ayuda, y, cuando lo hacen, la falta de espontaneidad asociada con los tratamientos por vía oral, que normalmente tardan entre 30 minutos y una hora en actuar, puede complicar las relaciones.[5],[6]
Algunos de los comentarios formulados en una revisión del British Medical Journal (BMJ) sobre estos medicamentos incluyeron las siguientes expresiones de descontento:
"No es espontáneo, sino algo planeado. Ojalá no tuviera que tomarlo, claro".
"El sexo se ha convertido en un acto médico en lugar de espontáneo".[7]
La necesidad de programar las relaciones sexuales puede incluso agravar los problemas de disfunción eréctil. Un estudio publicado en el Journal of Clinical Urology en 2022 encontró que “las relaciones sexuales programadas aumentaban significativamente el riesgo de disfunción sexual… tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres”. Y advierte: "Las relaciones sexuales programadas aumentaron el riesgo de disfunción eréctil, eyaculación precoz, disfunción sexual hipoactiva masculina, trastorno del interés o la excitación sexual en mujeres y trastorno del orgasmo femenino".[8]
Un estudio de consumo encargado por Futura Medical determinó que el 34% de los hombres que tomaban un medicamento con receta para la DE y el 38% de los que usaban un medicamento de venta libre con el mismo fin se sentían descontentos con su vida sexual o la declaraban inexistente.[9]
La ansiedad por rendir también puede hacer que algunos hombres sientan aprensión a la hora de formar nuevas relaciones, lo cual puede llegar a afectar particularmente a los más jóvenes.[10] Aquellos que aún no tienen una relación pueden sentir aprensión ante la idea de buscar nuevas parejas sexuales, así como inseguridad o vergüenza a la hora de decidir si revelan o no que padecen disfunción eréctil.
Una vez más, esto se ve confirmado por un estudio de consumo según el cual el 63% de los hombres con disfunción eréctil afirmaron que les causaba ansiedad la idea de iniciar una nueva relación sexual.[11]
